FRIAS

 

(BURGOS)

 

 

el casco antiguo llamado, "la muela", por asentarse sobre un alargado peñasco

 

 Ciudad colgada sobre el Ebro, pórtico de La Bureba

Presenta al viajero este impresionante aspecto de sus casas colgadas, subrayado por el equilibrio imposible de la torre del Homenaje de su castillo, que presta un aire inconfundible al conjunto de Frías.
 
Agarrado a las laderas de un escarpado peñón que remata un altivo castillo roquero, el pueblo de frías es uno de los más pintorescos e interesantes de la provincia de Burgos.
 

Situado en la comarca de La Bureba, al norte de la sierra de Oña, le sirve como foso al ya ancho y caudaloso río Ebro, en el tramo comprendido entre los pantanos de Quintana y Sobrón.

Desde su estratégica posición, Frías ha dominado durante siglos el paso del río por el bellísimo puente gótico que lo cabalga, llamado puente Mayor o romano; está documentado desde el siglo XII y es el tipo llamado de “lomo de asno”, con nueve vanos ojivales y afilados tajamares. En su centro se alza una torre prismática con misiones defensivas, en la que se cobraba el pontazgo.
 

 

 

 

 

el puente mayor cruza el curso alto del Ebro y gozó de considerable valor estratégico en la edad media

 

Perfectamente conservado, a pesar del intenso tráfico que como puerta de La Bureba ha soportado durante siglos, desde él se domina un sugestivo panorama de la villa, sobre la que descuellan las torres de San Vicente y del castillo.
 

Fundada alrededor del siglo VIII, Frías, tras su reconquista, recibió fuero de Alfonso VIII en 1200 como villa de realengo.
 

Pero en 1446, con notable desagrado de sus naturales, pasó a ser señorío de la casa de Velasco, en la persona de don Pedro Fernández de Velasco, conde de Haro y camarero de Juan II de Castilla.

Los Reyes Católicos la erigen en cabeza del ducado de su nombre (1492), y llega a tener categoría de ciudad y jurisdicción sobre el valle de Tobalina y sus 45 aldeas, preeminencias que perdió en tiempos de Felipe V, a la vez que se vio atrapada por la insaciable sed de posesión del cercano monasterio de Oña.
 

Las murallas dividen a Frías en dos núcleos claramente diferenciados; el casco antiguo, llamado La Muela, y, extramuros, los arrabales (Castellanos, San Vitores, San juan y barrio judío).

 

 

 

 

 

 

 

una de las calles de la ciudad con la vivienda popular con entramado de madera

 

La Muela consta de una sola y alargada calle flanqueada por casas de piedra, que se remontan a los siglos XVI y siguientes, sobre soportales de fábrica o de madera y balconadas de madera.

No faltan entre ellas mansiones señoriales, como la de las Mayorazgas, procedentes en su mayoría del siglo XVIII, con prominentes aleros sobre modillones de origen morisco, portaladas de medio punto con hojas claveteadas y blasones.

Las calles son muy empinadas y las casas de tres o cuatro pisos; bodega en el sótano, almacén y cuadra en el bajo y sala y dormitorios en los restantes.
 

El castillo constituye una especie de síntesis de la villa.

Su fábrica románica del siglo XII es de planta cuadrada con cuatro torreones en sus vértices; dos cilíndricos, otro rectangular, la torre de la poterna, y la torre del homenaje (siglo XIV); ésta es la más airosa, a plomo sobre el caserío, y semeja una prolongación del agrio peñasco que la sustenta.

 

 

 

 

 

calle mayor cuidadosamente empedrada, la torre del homenaje emerge sobre el caserío

 

Los lienzos que los unen están calados por ventanales ajimezados de arco apuntado y cuyos parteluces rematan capiteles de la escuela de Silos.

En la explanada de la fortaleza desemboca una serie de empinadas calles y en el lado opuesto se alza la parroquial de San Vicente, formando parte del recinto.

De origen románico, sufrió modificaciones en diversas épocas; su interesante portada románica puede admirarse hoy en el museo neoyorquino de The Cloisters.

También es de origen románico la iglesia de San Vitores, con espadaña de cuatro huecos.

A extramuros, aún se conservan restos de los conventos de Vadillo y de San Francisco.
 

 

 

 

 

parroquia de san vicente, de origen románico con posteriores añadidos

 

Frías conmemora la fiesta del nacimiento de San Juan Bautista con antiquísimas danzas que dejan entrever un pasado bélico. En ellas bailan con pausado ritmo el capitán, la capitana y los danzantes, vestidos de blanco con enaguas y adornados con bandas y pañuelos de colores.

 

PINCHA EN LA FLECHA PARA VOLVER ATRÁS